Este experimento, financiado por el gobierno del país alemán, forma parte del llamado “Proyecto Mililink”, a través del cual el Instituto Tecnológico Karlsruhe intenta expandir la conexión de banda ancha a zonas rurales o de difícil acceso. Desde que empezaron a trabajar, hace unos meses, ya alcanzaron el primer récord: 40 Gigabits por segundo en transferencia inalámbrica. Ahora acaban de superarlo en más del doble.
Este nuevo sistema de transferencia de datos vía WiFi utiliza señales de super-alta frecuencia (a 237,5 GHz), mucho más mayores que las frecuencias de un router doméstico (2,4 o 5Ghz). La pega es que, hasta ahora, esta conexión de super-alta frecuencia necesita que ambas antenas que emiten y reciben datos estén una frente a la otra, sin ningún obstáculo en medio. Aun así, esto supone el primer paso para una expansión de la tecnología WiFi hacia límites que aún no conocemos.
Porque los responsables del proyecto han comentado que este récord de 100 Gbps no será muy duradero, pues actualmente se encuentran probando nuevas frecuencias capaces de emitir y recibir señales a una velocidad muchísimo más alta que los 100 Gbps. En concreto, el grupo de investigadores creen que, en poco tiempo, podrán alcanzar los 1000 Gbps.